La física a través de la plástica (Reggio Emilia)

A tres niños de 5 a 6 años se les entrega un tazón de vidrio, una jarra de agua, una linterna y un espejo, y se les lanza un desafío: con estos objetos, ¿es posible crear un arco iris?.

Los niños empezaron a investigar y a combinar de modo diverso los elementos y, como resultado de su investigación, los niños descubrieron que, sumergiendo el espejo en el tazón lleno de agua con el ángulo oportuno, obtenían la refracción de la luz, el arco iris. Más tarde, sustituyendo la luz de la linterna por la luz del sol, consiguen crear un arco iris mayor, sobre las paredes y sobre los árboles. Comienzan a formular hipótesis teóricas sobre el fenómeno físico, proyectan una gran instalación capaz de crear arcos iris y dicen “arcoiricemos el mundo”.

Jugando, experimentando, se han conjugado la plástica y la ciencia, la estética y la refracción, y los niños aprenden y comprenden disfrutando. Así, llegan a generar conceptos tan abstractos, pero tan reales, como ”arcoirizar”, un verbo que, por desgracia, mucho adultos nunca llegarán a conocer, pero que, sin embargo existe... como “el cien”, de Loris Malaguzzi. (Reggio Emilia)


Para ampliar esta información puedes consultar el artículo:
“Las raíces múltiples del conocimiento”, Vea Vecchi